Imagen del plano obtenido por georradar en el yacimiento de Driebes.
Era el año 78 antes de Cristo, y Roma se encontraba inmersa en una de sus tradicionales guerras civiles. De un lado, Cayo Mario, el que había defendido Roma de las invasiones bárbaras y había transformado a las legiones en una infantería demoledora, y de otro, Lucio Cornelio Sila, representante de la más antigua oligarquía senatorial romana y de las tradiciones elitistas de la república del Lacio. Hispania no fue ajena a esta guerra, pues a nuestras tierras llegó Quinto Sertorio, sobrino del primero de los contendientes mencionados, y uno de los generales más capaces de su tiempo. Mientras en Roma se nombraba dictador a Sila y los de su facción se hacían con el poder, comenzando las represalias contra los partidarios de Mario, Sertorio decidió refugiarse en Hispania, y resistir aquí a cuantas legiones le enviaran sus enemigos. Para ello, debía controlar a las tribus nativas hostiles, mientras conseguía aliados que le aportaran los soldados necesarios para defender su posición.