Pie a tierra

El derecho a decidir

La que tienen liada con el referéndum catalán. Y lo que queda.
Hace meses expresé en este mismo blog (“Fuegos artificiales”) que tras este referéndum había intereses diversos, por parte de unos y otros, que nada tienen que ver con la autodeterminación o la independencia. Sigo pensando lo mismo.
Desde entonces la torpeza (y los intereses ocultos) de nuestros gobernantes no ha hecho más que enredar las cosas, hasta el punto de que ya, rotos los puentes del diálogo, sólo se barajan salidas radicales. No lo entiendo.


No entiendo que un gobierno tenga miedo a conocer la opinión de sus ciudadanos. Es más, creo que un dirigente que no sienta necesidad por conocer lo que opina su gente no es demócrata y sitúa a sus gobernados en la condición de súbditos.
Si la opinión de los ciudadanos es la base de la Democracia, nuestra democracia no tiene base.

En esta época en la que se intenta desvirtuar todo lo que huela a política, se está desvirtuando también el derecho a decidir. Parece como si fuese cosa de cuatro independentistas radicales. Pues yo, desde la Alcarria profunda y sin ningún sentimiento nacionalista ni independentista, me declaro defensor del derecho a decidir y del derecho a opinar, y de hacerlo a menudo, porque eso es el fundamento de la Democracia.

A mí, al contario que a nuestros gobernantes, me interesa saber lo que piensan los catalanes. Y no sólo eso, sino que me gustaría también expresar mi opinión sobre la independencia de Cataluña y desearía que a los catalanes, también les interesaran las opiniones de alcarreños, castellanos o cántabros. Si todos sabemos lo que piensan los demás, quizá sea más fácil entendernos.

Pero no sólo me gustaría opinar sobre esta iniciativa del Gobierno catalán. También me gustaría dar mi opinión sobre mi comunidad autónoma. Me gustaría que se supiera, por ejemplo, el grado de satisfacción que mis paisanos tienen de su comunidad y las instituciones que la dirigen, casi cuarenta años después. Y me gustaría que eso les interesase a nuestros gobernantes. Digo yo que podría ser importante para conocer la realidad y buscar las políticas apropiadas.

Y me parece necesario que todos conozcamos de primera mano el modelo de Estado que los españoles deseamos para el futuro.

Reivindico los referendos. Este y todos.

Sería inteligente aprovechar esta iniciativa catalana para que en noviembre votásemos todos, con varias preguntas que mostraran la opinión de todos los españoles sobre el actual modelo de Estado y apuntasen hacia las posibles soluciones, especialmente en referencia a una posible reforma de la Constitución.

En vez de enredarnos en este bucle en que nos han metido y del que no saben sacarnos, deberían probar una salida democrática.

¡Que vote la gente! ¡Derecho a decidir!

Está en juego la Democracia.

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