Tauromaquia

S. ISIDRO 22: SEMANA 3.. RÁFAGAS DE AIRE FRESCO

Esta feria del 2022, pasará a la historia por su sofocante calor para una primavera, que se empeña en secar los campos regados antes con generosidad. Una contradicción que se extiende por otros parámetros de la actualidad taurina. El lunes 23, Las Ventas se revistió de primavera con el gran espectáculo dado: por la esperanza en los de luces y la tradición de la casta brava que prolonga su vida.

Fuente Ymbro, Diosleguarde, Jorge Martínez y Álvaro Alarcón dieron un espectáculo, casi olvidado desde los tiempos de Livinio Stuyck, en aquellas tardes de los jueves, donde se consagraron nuestros ídolos de juventud de los que, algunos, afortunadamente aún viven. Aquellas siembras trajeron grandes cosechas posteriores. Y en principio nada parece que no se puedan repetir por lo visto y disfrutado. Sobre todo, con el tercer nombrado que abrió la Puerta Grande, hasta ahora, la merecida de verdad. Repetir el cartel después de la feria, es de obligado cumplimiento. 

Como lo es el destierro de Valdefresno del coso venteño. Por lo ya más que sufrido; y porque no valen como garantía de nada. Fue la última tarde de Daniel Luque, en la feria donde peor se le ha tratado, cuando había demostrado su regreso a toda la verdad de su poderoso toreo. Garrido hizo lo poco que se pudo y Juanito confirmó. No hubo más.

La semana, que empezó reclamando la verdad de la fiesta, con la novillada de Fuente Ymbro y se quebró al siguiente día, se precipitó por el horror de la mansedumbre y el descastamiento de la ganadería triunfadora el lunes, que se cargó un festejo que prometía mucho con: Urdiales, Roca Rey y Ginés Marín. Es difícil el justificar el cómo se puede seleccionar para conseguir lo bueno y lo contrario… sin que el mosqueo salga a relucir. Al menos, como para justificarse por la edad pasada, de seis reses, señaladas para el matadero por su edad. Diego Urdiales aguantó lo que pudo, Roca Rey vendió lo que hizo y Ginés Marín de regreso de días de dolor y sangre, salió con la cara alta.

Y llegó la juampedrada… que, al menos, no se cayó por mucho que empujaran las 23.000 personas que abarrotaron la plaza, para ver uno de los pocos carteles de la feria. Al que hay que añadir el interés de Morante por coger pronto el carrito de las mulas y a Pablo Aguado, más aguado que nunca, perdido en vanos intentos con un primero que pareció fácil y un Juan Ortega que nos dejó lo que se pudo disfrutar en cuatro verónicas, tres chicuelinas de primor y un corto muleteo, muy bonito, donde el aficionado vio que aquello se quedó en la mitad, por ahogamiento en los terrenos. Una buena estocada no justificó una salida al tercio, que conllevó división de opiniones. 

Un, Toro de Cortés, sobre sus hermanos de Victoriano del Rio, vino a ratificar que Ángel Téllez no alimenta esperanzas por casualidad. El toledano está en un gran momento que ningún aficionado entiende en disputa con la copa Chenel, entre manos. Mano izquierda con dominio y duende en progresión, asentamiento en su hacer, facilidad con capote… son ases en su manga y que los tiene para triunfar. La imperiosa mejora con los aceros le es fundamental para su temporada de consolidación. La ayuda de Madrid ya la tuvo…

Urdiales y sobre todo Talavante, en estado artístico inestable, pasaron sin ruido ante lo vivido por Téllez, con un resto de corrida donde la suerte se recreó con la juventud. Lo cual no impide el exigir canon correspondiente a quienes, a priori, cierran las taquillas.

Y el sábado, Algarra recuperó crédito con un encierro muy interesante por encima de un cartel de toreros, ya no en su primera juventud taurina. Y bien se notó ante las exigencias de unos animales encastados pidiendo el carnet. Román, que se entrega más de lo que debe, terminó como casi siempre: en la enfermería. Tras una lucha digna de encomio que cala en los tendidos. Su honrado hacer, suele ese resultado y esperamos se recupere para los vitorinos. Un justo trofeo y la renovación de su crédito fue su éxito. Salir herido Gonzalo Caballero cada tarde parece su sino; y si este no se revierte pronto en mayor conocimiento y templanza… esta vez le tocó una rodilla y ya van. David de Miranda, nada pudo hacer ante el peor lote y pasó el disgusto del casi olvido de su triunfo de 2019.  

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