Sabemos quienes son crooners pero probablemente no se hayan estado a pensar por qué no son singers- cantantes - a secas, ni qué los diferencia del resto. Pues bien un crooner un señor que canta suave y elegante, pero a la vez con energía y presencia. Es el sacrificado cantante de Jazz reconvertido a elegante dandy que susurra en swing y seduce
Es el caso de Javier Botella que en los jardines del Infantado se sentía emocionado por la acogida de Guadalajara, que acudió hasta ocupar al completo el patio de butacas y parterres y se mostró convencida ante una oferta que incluía también boleros y canciones en castellano que llegaron plenamente.
Casi dos horas de repertorio selecto interpretado con ciertas variaciones que aporta la personalidad de la formación hispana y la cosa se acaba con Fly Me To The Moon y la luna llena en todo lo alto... que pedazo de efecto...
Desde el público surgen tímidas peticiones de “otra” tras una larguísima tanda de aplausos; el crooner dice, “no recuerdo una acogida tan buena” y prosiguen. Lo que no sabía el cantante es que es público ponderado y pide los bises bajito por si se molesta el del escenario, así que como estaba feliz se pidió él uno y disfrutamos de tres. Es maravilloso lo que pasa en el Infantado, vienen, dan lo que tienen y un poco más. ¿quién es el guapo que pone un pero, aunque lo haya?... y dejamos en el olvido.
La formación de siete componentes ha realizado ya más de doscientos conciertos recuperando aquél modelo tan popular de combos pequeños y cantante, a veces con coros, que amenizaban las cenas espectáculo o actuaban en fiestas de copete o recepciones de embajada; precisamente para una recibió una invitación en la que se escribía ‘Copa Ilustrada’, y por eso se llaman así.
De nuevo acierto y el verano sigue; un paisano comenta, “ Nunca he visto a Guadalajara así. Así da gusto”
Amén paisano, amén. Un verano bien vivido.