Ese era el punto de partida de la primera de las obras de Teatro Popular organizadas estas ferias por el Patronato de Cultura y que, este año, han instalado su escenario en un entorno espectacular como son los jardines del Palacio del Infantado.
La Compañía Eslava, encargada de representar la obra, se ha encontrado con un llenazo total, con todas las sillas ocupadas por un público mayor, aunque variado, y con espectadores que aguantaban de pie, apiñados entre los huecos que dejan los cipreses del jardín o apoyados sobre la balaustrada, de espaldas al palacio. No obstante, el inicio de la obra ha hecho olvidar las estrecheces, ya que el público se ha inmerso rápidamente en la rocambolesca trama de “La cena de los idiotas”, la comedia francesa de Francis Veber que ya fue llevada al cine en 1998.
La historia, adaptada a nuestro contexto para poder introducir bromas de actualidad, tenía por protagonistas a un editor y al idiota al que pretendía haber llevado a su cena de amigos hasta que una lumbalgia le obliga a aplazar el peculiar evento. Sin embargo, él y su idiota se ven atrapados en una serie de contratiempos y, cuanto más intenta ayudar el idiota, más se enrevesan las cosas para el editor que debe hacer frente al abandono de su esposa, a una ex amante insistente, a un accidente de tráfico e incluso a una inspección de Hacienda. Un guión muy loco y unos actores que han sabido conectar con su público y meterse a los espectadores en el bolsillo, arrancándoles continuas carcajadas y un entusiasta y merecido aplauso al final de la actuación.