Con las muestras de estos líquenes de Zaorejas, de la especie de liquen ‘vagante’ Circinaria gyrosa, que ahora retornaran a la tierra, tratan de estudiar la capacidad de resistencia de moléculas orgánicas –como pigmentos y componentes celulares, proteínas y ADN– en el espacio y en condiciones ambientales simuladas de Marte para ver cuál es su máximo nivel de estabilidad en esas condiciones.
Este liquen vive en muchos tipos de hábitats, pero con preferencia por zonas montañosas y polares. Es una especie sensible a la contaminaciónn ambiental y se ha empleado frecuentemente como bioindicador de la calidad del aire.
Como objetivo secundario, en este proyecto también se identificarán los organismos más resistentes que puedan ser relevantes para sistemas de soporte de vida en el espacio, tanto en naves espaciales como en bases en la Luna o en Marte.
En uno o dos meses, BIOMEX y el resto de experimentos de EXPOSE R2 volverán a la Tierra para que los científicos analicen los resultados. Estos se incluirán en una base de datos universal de biomarcadores, que servirá de premisa para la búsqueda de vida en nuestro sistema solar. Además, futuras misiones como ExoMars-Mission de la Agencia Espacial Europea (ESA) también se beneficiarán de la información.
Los responsables de este proyecto destacan que persigue aportar nuevos conocimientos al origen, evolución y posible transferencia interplanetaria de organismos en el universo. Los resultados de otros experimentos parecidos, como LIFE (Lichens and Fungi Experiment), en el que se usaron otras especies de líquenes recogidas en la Sierra de Gredos y los Alpes y hongos de la Antártida, se han publicado recientemente en la revista Astrobiology. (Fuente: INTA)