Tras los triunfos ante Esquivias y El Viso, el Hogar saltó a la cancha de juego super motivado y dispuesto a resolver el compromiso por la vía rápida, pero, sin embargo, a la ilusión, ganas y motivación de los blanquiazules, respondería el conjunto visitante con un “catenaccio a la italiana” (sistema de juego futbolístico, creación del austríaco Karl Rappan, y perfeccionado por Nereo Rocco y el argentino Helenio Herrera, quienes fueron los grandes exponentes de una línea criticada principalmente por su "falta de fútbol" y su destrucción dentro de la cancha. “Catenaccio” significa literalmente cerrojo en italiano, lo que refleja perfectamente su proyección dentro del campo de juego), que perfectamente ejecutado por sus jugadores, complicó muchísimo las intenciones del equipo local.
Así las cosas, junto al enorme derroche de ganas, motivación e ilusión, el cuadro alcarreño empezó a pecar de nerviosismo, imprecisiones y excesivo individualismo, con lo que, contrariamente a lo deseado, se beneficiaba a un Santa Cruz, que más allá de hacer un juego poco vistoso, salía beneficiado en el intercambio de “golpes”.
Y para redondear la perfecta ejecución de su juego, en una jugada de contragolpe, en el minuto, 9, Cuesta aprovecha una indecisión del entramado defensivo de los locales para adelantar a su equipo en el electrónico.
A partir de ese momento el Hogar lo intenta todo, pone cerco al portal toledano, pero sus intentos se estrellan una y otra vez en la numerosa y ordenada defensa forastera que solo se ve sorprendida por un magnífico disparo de Mario Valiente, desde 30 metros de distancia, que despeja con muchos apuros el meta visitante.
Y de este modo se llegaba al descanso de un partido exento de fútbol (dos no riñen si uno no quiere) en el que el Santa Cruz estaba desarrollando “su juego” a las mil perfecciones y obteniendo los réditos deseados.