La localidad de Riba de Saelices recupera la celebración de carnaval y en especial su vaquilla, que daba colorido al municipio en estos días festivos. Hasta comienzo de la década de los años 50, la salida de la vaquilla era un símbolo de la fiesta de carnaval. Casi 65 años después volverá a recorrer sus calles.
El viernes de Carnaval en Guadalajara es, desde 1969, un día para la hermandad de todas botargas de la provincia que acuden con sus máscaras y chachiporras, con sus vaquillones o con sus danzantes a la capital, a demostrar que Guadalajara tiene unas fiestas tradicionales ancestrales, que se mantienen vivas, y en las que cada año se suma algún nuevo personaje carnavalesco recuperado del olvido.
"Cuenta la leyenda que en la paramera, una vez al año, los diablos abandonan el viento de la madre tierra a través de una grieta que nadie conoce. Un estruendo de cencerros anuncia a vecinos y forasteros la llegada de los portadores de un misterio ancestral. Una mezcla de hollín y aceite marca el rostro de los que se dejan atrapar. Otros corriendo despavoridos por las callejuelas, van a taparse con mascaritas que vagan sin dirección, sin expresión alguna, portadoras quizas de un secreto mudo".