La de Robledillo de Mohernando es la única botarga infantil en Guadalajara. La de Robledillo de Mohernando es la única botarga infantil en Guadalajara. Foto: Cristina Humanes

La botarga infantil de Robledillo de Mohernando danzó al ritmo de guitarra y castañuelas

La Botarga infantil se celebra, desde tiempo inmemorial, el día de la Paz, que es 24 de enero de cada año, o el domingo más próximo a ese día, como en este caso, el 29 de enero. Es la única botarga infantil que existe en la provincia de Guadalajara y este año además incorporó chicas en la cuadrilla que le acompaña.

Tiene además de la botarga, cuatro bailarines, un guitarrista, otro niño que tañe los hierros y otro que porta la Paz que da a besar al público asistente. La acompañan los cesteros encargados de recoger viandas: patatas, huevos, tocino y naranjas, con las que se hará la comida que las madres de los participantes preparan para esta celebración. La comida típica de esta fiesta son patatas con bacalao y tortilla española.

Los bailarines vestidos con traje típico, réplica de los antiguos pastores, con su pañuelo en el cuello, chaleco de piel de borrego y adornando su cabeza otro pañuelo, danzan y bailan en la calle haciendo sonar a la vez sus castañuelas.

Tal y como relata Amador Fernández Sanz en su libro "Historia de Robledillo de Mohernando", la botarga infantil viste un traje de paño de fieltro de distintos colores: rojo, amarillo y verde, en los que resalta el dibujo de pequeños dragones y serpientes. Este traje, al encontrarse muy deteriorado, fue renovado en el año 1992, por la modista Pepa Blas, con idénticas figuras y colores que el anterior.

A su cintura y en bandolera lleva unas campanillas y cencerros que hace sonar a lo largo del recorrido. Con la cara descubierta, lleva en su cabeza un llamativo gorro bicorne de fieltro, sus pies van cubiertos con unas sandalias y unos calcetines de tela de loneta.

En cada una de las casas del pueblo hacen un baile al mando de la botarga que dirige a todos los protagonistas. Parados enfrente de la puerta de cada vecino, la botarga ordena el inicio del baile, el guitarrista comienza con los primeros acordes de su guitarra, al mismo tiempo que el de los hierros empieza con su tintineo, dando comienzo la danza de los cuatro bailarines, unas veces en forma circular y otras en forma de cruz, la música es muy simple y continuada. No son danzas muy largas, la botarga enseguida corta el baile mediante un “cachiporrazo” en la puerta más cercana y al grito de ¡aaaaarriba! con el que los bailarines dan un salto, como si la botarga fuera a pasar su cachiporra debajo de sus pies.

Después de cada baile, el portapaz pasa por todos los asistentes dando a besar la imagen de Nuestra Señora de la Paz, los cesteros van recogiendo las viandas y dinero que, en este caso, se lo dan a la propia botarga. Parte de este dinero, servirá para pagar el bacalao que se compró días antes para hacer la comida.

Así recorren todas las calles del pueblo hasta que, al mediodía aproximadamente, se escuchan las campanas de la iglesia, llamando a misa que se va a celebrar en honor de la Virgen de la Paz. A ella, acuden todos los componentes de la botarga para, situarse en el mismo altar mayor y oír la misa. Una vez finalizada ésta, de nuevo los bailarines vuelven a danzar al mando de la botarga a los pies del altar mayor.

Finalizado este acto, bajan a la plaza Mayor en la que por último vuelven a actuar de cara a todos los asistentes, esperando que las madres terminen sus famosas patatas con bacalao, tortillas y torreznos que han estado preparando en la casa del niño que este año le ha tocado ser botarga. Llegada la hora de la comida, se reúnen además de los participantes todos los niños y niñas del pueblo al banquete.

Esta fiesta está catalogada de Interés Turístico Provincial. Su origen se pierde en siglos muy remotos. Si bien, se encuentra perfectamente documentada en medio de unas efemérides históricas desde el siglo XVI, cuando el pueblo de Robledillo perteneció a la Encomienda de Mohernando en tiempos de Francisco de Eraso y Mariana de Peralta.

Sinforiano García Sanz publicó también, en la revista de Dialectología y Tradiciones Populares esta tradición, con lo que dio a conocer la fiesta fuera del propio Robledillo.

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