No se trata de pequeños infractores, sino de grandes mafias, que en cada viaje acarrean al menos 200 kilos. Cogolludo, Humanes, Hita, atienza, son algunos de los municipios en los que han sido localizados los infractores, siempre itinerantes, siempre ya con los vehículos cargados, pero es evidente que hay muchos más, pues solo hace falta darse una vuelta por los principales montes severos de la provincia, para ver el destrozo de muchas zonas en el bosque se han sido incluso rastrilladas, para obtener los níscalos, levantando el manto vegetal y el micelio que crean los hongos en él y que aseguran la supervivencia de las especies en temporadas venideras.
Los níscalos incautados tienen un final inútil, pues si bien antes incluso se donaban a asilos o beneficencia, ahora, entre el riesgo de la pandemia, y que muchos de estos recolectores los contaminan adrede, con orines y otros productos, cuando son descubiertos, no queda más remedio que destruirlos.
Cada vez son más los municipios de Guadalajara que han querido poner freno a estos expolios acotando sus bosques, pero la dificultad de poner puertas al campo y la falta de vigilancia, hacen imposible la tarea de control.
Los 1.800 kilos de níscalos incautados, hubieran supuesto en el mercado mayorista en una temporada como la actual, alrededor de 27.000 euros, "blanqueado" su trazabilidad o procedencia con alguna comercializadora. Un botín que no se frena con tibias sanciones administrativas, que la mayoría de las veces no se llegan a cobrar por insolvencia.
Y para los pueblos de la Sierra esto es una doble lacra. Por un lado el beneficio que dejan de percibir algunos recolectores locales, que antes se dedicaban a la temporada y por otro el que dejan de percibir de ese turismo micológico, que llegaba a recoger un para de kilos de setas, pero que recalaba en los bares y restaurantes de la zona.
Eso por no hablar del destrozo medioambiental que causan en el monte y de no pocos enfrentamientos con vecinos de la zona por parte de esas cuadrillas de recolectores organizadas, que ya acuden con un jornal pactado..
Desde muchos municipios de Guadalajara ya reclaman una normativa más férrea, que incremente las multas e incluso que permita inmovilizar los vehículos de los infractores, para acabar con las mafias del níscalo.